La última tendencia en el mundo empresarial gira en torno a la sostenibilidad, la resiliencia, el impacto social, la preparación para el futuro y la construcción de comunidades prósperas. Casi de la noche a la mañana, ha surgido una oleada de "consultores de impacto" que promueven talleres y programas de capacitación diseñados para impulsar el movimiento de negocios con propósito. Irónicamente, algunas instituciones incluso ofrecen incentivos y premios para animar a las empresas a integrar el propósito en sus modelos de negocio.

Pero aquí está la idea clave: las empresas se componen de personas. Una empresa no puede abrazar verdaderamente el propósito a menos que sus integrantes comprendan tanto el propósito empresarial como el propósito del negocio. No se trata simplemente de integrar el propósito en una estrategia, sino de alinear los valores individuales con los valores organizacionales para generar un impacto real y sostenible. Las personas son los verdaderos catalizadores de la evolución empresarial.

Para que el cambio sea efectivo y duradero, es fundamental garantizar que los valores, la cultura y la mentalidad de una organización estén plenamente alineados con los de su gente. Frank Quante enfatizó este punto con fuerza durante nuestro programa de certificación Business Evolution Coach, dirigido por Francisco Palao Reinés. Fue un momento crucial para mí, ya que explicó por qué algunos movimientos cobran un impulso imparable, mientras que otros luchan y fracasan.

Si queremos crear empresas que generen un impacto real, debemos comenzar primero con las personas: sus valores, creencias y aspiraciones.